WASHINGTON D.C. – Un nuevo y «gran y hermoso» proyecto de ley en el Congreso de Estados Unidos está generando un intenso debate y preocupación entre expertos económicos y columnistas de renombre. Katherine Rampell, destacada columnista de economía en The Washington Post y presentadora de MSNBC, ha calificado esta iniciativa como una «transferencia de riqueza de los pobres a los ricos, de los jóvenes a los viejos, y del futuro al pasado». Una afirmación contundente que merece un análisis detallado.
Según Rampell, este gigantesco paquete legislativo, cuya cuantía podría rondar los 4 billones de dólares en 10 años (e incluso más si los republicanos logran más recortes fiscales), incluye elementos que despiertan serias inquietudes:
- Grandes recortes de impuestos regresivos: Estos beneficios fiscales están diseñados para favorecer desproporcionadamente a las personas con mayores ingresos. Se estima que, aunque el 94% de los estadounidenses verían algún tipo de recorte fiscal si el Congreso no hiciera nada, los mayores beneficios van a los más ricos. El 66% de los recortes fiscales del plan, en términos de valor monetario, se destinarían al quintil de mayores ingresos. Las personas en el 1% superior (aquellos que ganan más de 1 millón de dólares)recibirían aproximadamente una cuarta parte de los beneficios fiscales.
- Recortes significativos a la red de seguridad social: Programas vitales como Medicaid (seguro de salud para personas de bajos ingresos) y SNAP (conocido como «estampillas de alimentos» o cupones de alimentos) sufrirían recortes drásticos. Se estima que el plan podría reducir el gasto en SNAP en alrededor de 300 mil millones de dólares.
- Eliminación de créditos fiscales relacionados con el clima: Esto representa un golpe a las inversiones futuras en sostenibilidad y energía limpia.
- Recortes a programas que benefician desproporcionadamente a niños: Lo que, según Rampell, «roba nuestro futuro».
La Carga de la Deuda y el Peligro de los Aranceles de Trump
La discusión sobre la deuda nacional de EE. UU. no es nueva, pero el contexto actual es diferente. Las tasas de interés están «mucho más altas» que hace una década, lo que significa que los pagos de intereses sobre la deuda se han vuelto «bastante serios». De hecho, los pagos de intereses son actualmente el segundo gasto más alto en el presupuesto federal, superando incluso el gasto total en defensa nacional. Añadir miles de millones de dólares más a esta carga parece «un poco peligroso».
Rampell advierte sobre la insostenibilidad de este nivel de gasto deficitario a largo plazo, sugiriendo que, en algún momento, los inversores de bonos podrían «rebelarse», obligando a los líderes políticos a «recortar el gasto o aumentar los impuestos, o ambas cosas».
Pero la preocupación no termina ahí. La economista señala una peligrosa «interacción» entre este nuevo presupuesto y otras políticas del expresidente Donald Trump, especialmente sus aranceles y la guerra comercial con China. Se argumenta que, si bien Trump podría buscar una reducción de las tasas de interés, la combinación de una enorme deuda nueva y el impacto de los aranceles (que probablemente aumenten los precios) dificultaría que la Reserva Federal logre ese objetivo.
La lógica de la administración Trump, de que la compra de deuda estadounidense por otros países es perjudicial para la economía, es calificada por Rampell como algo que «no tiene sentido». Históricamente, que otros países deseen los bonos del Tesoro de EE. UU. ha permitido al país seguir pidiendo prestado sin tomar decisiones políticamente difíciles. Sin embargo, la combinación de hacer que EE. UU. sea un lugar «menos digno de confianza para invertir» a través de políticas comerciales agresivas, mientras se aumenta drásticamente la necesidad de vender más deuda, «parece una receta para que las cosas salgan muy mal».
El Controversial Recorte a Medicaid: ¿Por qué y a quién Afecta?
Uno de los puntos más polémicos del proyecto de ley son los recortes a Medicaid, un programa que actualmente beneficia a una de cada cinco personas en EE. UU. y que es sorprendentemente popular. Los republicanos argumentan que buscan eliminar a los «aprovechados» y «reinas del bienestar» a través de requisitos de trabajo.
Sin embargo, Rampell expone la cruda realidad de estos requisitos. Un 62% de los estadounidenses apoyan la idea de requisitos de trabajo para Medicaid, incluyendo la mitad de los demócratas, porque suena «razonable». No obstante, la mayoría de las personas en Medicaid ya están trabajando (casi dos tercios a tiempo parcial o completo), y el resto tiene «excusas válidas» (cuidadores a tiempo completo, estudiantes, personas con discapacidad, etc.).
La clave del problema radica en la «complejidad administrativa» o «impuesto al tiempo». En Arkansas, durante un programa piloto en 2018-2019, aproximadamente 18,000 personas perdieron su Medicaid en pocos meses, no por no trabajar, sino por no poder completar la burocracia. Rampell relata el caso de Adrien McGonagal, un trabajador de una planta avícola con EPOC que perdió su cobertura por dificultades para reportar sus horas en un sitio web defectuoso. Lamentablemente, McGonagal, quien fue uno de los demandantes en el caso para anular la ley, falleció recientemente después de un espiral descendente de salud y finanzas.
El hecho es que la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) asume que estos requisitos de trabajo no cambiarán el empleo, sino que simplemente resultarán en que muchas personas pierdan su seguro de salud. Es una forma «encubierta» de reducir el acceso a un servicio vital.
¿Quiénes se benefician y quiénes pagan la factura?
Rampell es contundente: el proyecto de ley implica que 13 millones de personas perderán su seguro médico y se eliminarán 300 mil millones de dólares en gasto destinado a alimentar a personas necesitadas. ¿A dónde va ese dinero? En gran parte, a financiar los recortes fiscales, donde aproximadamente una cuarta parte de los beneficios fiscales irán al 1% más rico.
Esta «matemática fundamental del proyecto de ley» lleva a la conclusión de que es una «transferencia masiva de riqueza de los pobres a los ricos». La economista advierte sobre el riesgo político de estas medidas, especialmente para los republicanos que han ganado en distritos con muchos votantes de bajos ingresos o que dependen de Medicaid. «La gente se dará cuenta cuando no puedan poner comida en la mesa o no puedan conseguir el inhalador para sus hijos», sentencia Rampell.
Moody’s y la Advertencia de la Deuda
La preocupación por la situación fiscal de EE. UU. no es solo teórica. Recientemente, Moody’s, una de las tres principales agencias de calificación crediticia, que mantuvo a EE. UU. con una calificación «perfecta» por más de 100 años, ha lanzado una advertencia. Como reportó Reuters (Enlace a la noticia de Reuters sobre la advertencia de Moody’s), Moody’s mantuvo la calificación de EE. UU. pero cambió la perspectiva a «negativa», citando el aumento de los déficits fiscales y el «gran y hermoso proyecto de ley» que solo empeoraría la situación. Es una «regañina» simbólica de los mercados financieros que sugiere que los legisladores están actuando de manera «irresponsable».
Este panorama de recortes sociales, beneficios fiscales regresivos y una deuda creciente, en un contexto de tasas de interés al alza y políticas comerciales impredecibles, pinta un escenario económico complejo y potencialmente volátil para Estados Unidos. La gran pregunta es: ¿cuánto tiempo podrá el sistema seguir funcionando bajo estas presiones antes de que las «cosas salgan muy mal»?

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